sábado, 3 de mayo de 2008

El fantasma de Goblin.



Existió una vez una ciudad enorme, situada en la imaginación. En ella habia un laberinto lleno de trampas, donde habitaban extrañas criaturas (la mayoria eran duendes horribles).
En este reino, solo vivía un ser esplendoroso, hermoso y poseedor de una magia inigualable, el rey Jareth. Él sabia todo lo que ocurría en su reino..... ¿o no?.
- ¿Como no se da cuenta...? , se preguntaba la pequeña fantasma, que un dia sin mas, apareció en alguna parte del laberinto, sin recordar de donde venia, como se llamaba... sin recordar absolutamente nada.
Lo recorrió varios dias, tratando de recordar algo de su antigua vida, pero fue inutil.
Una noche, mientras caminaba tratando de descifrar las trampas del laberinto (que eran tan complejas como las de su mente), escuchó un ruido muy misterioso, era el sonido de un instrumento que trató de recordar, pero no pudo. Se acercó sin dudar al lugar del cual provenía, y derrepente sintió como si su pecho explotara, sus ojos se llenaron de lágrimas, tuvo la impresión de que sus pies se despegaron del piso, y que su cabeza daba mil vueltas. En un rincón solitario, bajo la luz de la luna llena estaba sentado el rey Jareth, tocando un instrumento similar a una esfera de cristal.
La fantasma se sentó cerca de él, muy escondida, no quería que descubriera su presencía, aunque su corazón le pedia a gritos correr hacia él, queria abrazarlo muy fuerte, besarlo eternamente o quizas solo hasta que se sintiera viva nuevamente. Lo contempló toda la noche, lucía perdido en cada nota, en cada roce con la suave brisa y la niebla que era cada vez mas espesa, perdido en tiempos que quizas fueron mejores...
A medida que la niebla se hacía mas densa, la fantasma se fue adormeciendo poco a poco y la música del rey Jareth sonaba cada vez mas débil. Cuando esta enmudecio por completo, la pequeña fantasma cayó en un tranquilo sueño, que duró tal vez un día o una semana, nunca lo supo, de lo único que se percató cuando despertó, fue de que seguía en el mismo lugar, que era de día, y que frente a ella a un lado de la roca en la que tocó el rey Jareth aquella noche, estaba su extraño instrumento. Sorprendida, no dudó en tomarlo, y mas decidida que nunca, retomó su camino a través del laberinto hacia el castillo del rey Jareth.



Image Hosted by ImageShack.us

1 comentario:

Macarena Martínez Guajardo dijo...

neh, supongo que a todos nos hace falta un poco de motivacion para salir de alli ..
o quizás no entendi lo que lei x)

Maca.